Es un hecho. España ya está en el camino de la recuperación económica aunque aún, queda mucho camino por recorrer para llegar a niveles de antes de 2008, sobre todo en lo que a empleo se refiere. Pero aún así, ha y que alegrarse sobre todo porque somos el país que más crece de la Unión Europea.
El último trimestre de 2014, el PIB español creció un 2%, llegando a un 0,7% en su tasa intertrimestral. Aunque es un crecimiento normal, después de una crisis como la que ha habido, es sin duda un dato por el que hay que alegrarse, que convierte a España en la estrella de las cuatro grandes economías del euro.
Aunque la tasa de crecimiento es muy importante, la recuperación no ha sido tan evidente como en muchos otros países como Reino Unido. Las políticas de austeridad de la zona euro, han llevado a esta situación, y después de una recesión no es un dato por el que haya que alegrarse. El desempleo está por encima del 23%, más o menos como en Grecia, y los precios de la vivienda han bajado a unos precios bajísimos, lo que ha supuesto que muchas familias estén hipotecadas y con muchas deudas.
Pero sin duda, la reforma estructural parece que ha hecho mella, al menos en España. Reformas del mercado laboral y cambios en el sistema económico. Lógicamente esto ha llevado a una deflación considerable, donde los precios cayeron un 1,5% en diciembre, las ventas minoristas están aumentado, así como las exportaciones.
Aunque este crecimiento, no sirve para llegar a niveles de 2008 (actualmente el PIB está un 6% por debajo), las últimas novedades impulsadas por el Banco Central Europeo, ayudarán a elevar los precios, y mantener una inflación moderada, buena para el aumento del consumo, la inversión y para la fluidez del crédito. En definitiva una reactivación de la economía, pero que algunos dudas de que sea suficiente para volver a encauzar a determinados países.
