Desde hace meses, vemos como muchos partidos de extrema izquierda/derecha, han ido floreciendo por diferentes países que se encontraban en recesión. Esta situación no es nueva. Desde hace años se repite una y otra vez, por el descontento generalizado, y por la sensación de no «haber otra salida».
Estos partidos con sus lemas radicales y sus cambios de «todo» llegan a la población , sobre todo a los más descontentos. Que en general son los jóvenes y menores de 30 años. A partir de esta edad, muchos han asentado sus ideas políticas, y han vivido varias etapas con diferentes partidos, o incluso una situación similar a la actual. Por ese motivo es más difícil llegar a este sector de la población y hacer cambiar su voto.
Los jóvenes son el sector más desfavorecido durante los años de recesión, y sobre todo los que tienen un voto más «volátil». Ante una mala situación de ellos mismos y de su país, no ven razón para no votar un cambio total que les ofrecen algunos partidos. Grecia, Alemania, Holanda, Francia o España, todos se caracterizan por la existencia de estos partidos, cuyo principal público son los jóvenes de entre 18 y 30 años. Además todos son ellos son «anti-euro».
La recesión afecta más duramente a los jóvenes. El empleo neto en la zona euro se redujo en 6 millones entre 2008 y 2013; la mitad de los afectados eran menores de 25. En el sur de Europa, el desempleo juvenil es mucho peor. Y es habitual trabajar a tiempo parcial o completo, por mucho menos salario que por el que lo hacían hace no muchos años.
Los jóvenes están muy descontentos con las instituciones establecidas, como la Unión Europea. Los nacidos después de 1980 son ligeramente más propensos que la generación anterior de vincular a la UE con la mala situación. Los jóvenes prefieren partidos populistas que les ofrezcan un cambio seguro.
Estos partidos suelen atraer a los jóvenes mediante actos juveniles, campamentos o festivales de música. Incluso algunos crean marcas de ropa, bandas de rock patriotas o regalan CDs con propaganda por las calles. Presencia muy fuerte en internet, con más seguidores en Twitter y Facebook que los propios dirigentes del país. Pero, ¿los volverían a votar con más de 30 años?
Fuente: The Economist