Muchos expertos alertaban que el euro estaba peligrosamente cerca de la paridad con el dólar pero la divisa europea ha remontado hasta los 1,268 dólares, subió un 0,4%. Se ha apreciado casi un 4% en la semana.
Desde que el 7 de junio marcó mínimos de cuatro años en los 1,1923 dólares, el euro se ha apreciado más de un 6%. Parece que el futuro de la moneda única ya no es tan negro.
Los gobiernos europeos más débiles están aceptando y adoptando la disciplina monetaria y fiscal necesaria para formar parte de la eurozona (aceptar esa disciplina supone asumir grandes costos a corto plazo).
Parecería ser que la crisis lleva a la realización de cambios estructurales que serán positivos para el euro a largo plazo.
Con este panorama, las perspectivas de un dólar fuerte ya no están tan claras. Las autoridades monetarias de EEUU descubrirán que el dólar va a seguir cayendo, por mucho que aumenten los tipos de interés.