Alemania y Francia buscan métodos radicales de asegurar una integración fiscal más rápida y profunda entre los países de la zona euro, conscientes de que podría no ser posible lograr un amplio apoyo para el tratado que buscan.
En principio, el plan original de Alemania era intentar asegurar un acuerdo entre los 27 países de la Unión Europea respecto a un cambio limitado al Tratado de Lisboa para finales de 2012, posibilitando la imposición de controles presupuestarios mucho más estrictos sobre los 17 países de la zona euro, una forma de apuntalar las defensas regionales contra la crisis de deuda.
Pero en reuniones con líderes de la UE en las últimas semanas, ha quedado claro tanto para la canciller alemana, Angela Merkel, como el presidente francés, Nicolas Sarkozy, que podría no ser posible contar el apoyo de los 27 países, indicaron fuentes de la UE.
Incluso si fuese posible, podría llevar un año o más finalmente asegurar los cambios, mientras los mercados continúan su ataque sobre Italia, España y ahora Francia, sugiriendo que dentro de poco tiempo se necesitarán medidas más eficaces.
En consecuencia, franceses y alemanes están pensando en firmar otro acuerdo fuera del tratado de la UE que podría incluir de 8 a 10 países de la UE.
El objetivo primordial de dicho tratado es el de una zona euro más integrada fiscalmente y posiblemente menor.
«Los alemanes se hicieron la idea. Quieren cambios en el tratado y están haciendo lo que pueden para lograrlo lo más rápido posible», dijo a Reuters un alto cargo de la UE involucrado en las negociaciones.
Dos caminos
Aunque Alemania y Francia están convencidos de que avanzar hacia la unión fiscal, que podría allanar el camino para la emisión conjunta de bonos de la zona euro y podría darle más espacio al Banco Central Europeo para actuar con fuerza, es la única forma de adelantarse a la crisis de deuda, otros países no desean o no pueden avanzar tan rápido hacia esa meta.
No sólo Grecia, Irlanda y Portugal, que reciben ayuda de la UE y el FMI, sino también Italia y España junto a algunos países del este europeo, como Eslovaquia, que tendrían dificultades bajo sus actuales condiciones económicas para cumplir con las restricciones presupuestarias que Alemania desea, o simplemente no están de acuerdo con el objetivo.
En consecuencia, los negociadores franceses y alemanes están buscando al menos dos modelos de una integración acelerada entre un limitado número de países de la zona euro, con la posibilidad de vincular ese acuerdo al tratado de la UE a largo plazo.
Uno de los modelos está basado en la Convención de Pruem de 2005, también conocido como Schengen III, un tratado firmado entre 7 países fuera del pacto de la UE pero que fue abierto a todos los Estados miembros y más tarde alcanzó a otras cinco naciones del bloque, además de Noruega.
Otra alternativa sería contar con un acuerdo reducido entre Alemania y Francia que tome una línea similar al tratado Elíseo de 1963 al cual podrían ingresar otras naciones de la zona euro que lo necesiten, señalaron funcionarios.
La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, están planeando presentar un paquete con medidas drásticas, entre las cuales, habría un nuevo Pacto de Estabilidad, en pos de luchar contra la crisis de la deuda soberana que sacude la zona euro.
Los diarios de españa aseguran que tanto Alemania como Francia están listos para recabar el apoyo de varios países para la implementación de una disciplina presupuestaria más severa.
Fuentes del Gobierno alemán sostienen que el plan de lucha contra la crisis podría ser anunciado por ambos mandatarios europeos la próxima semana.
Asimismo, los países de la eurozona podrían evitar los largos plazos necesarios para la reforma de los tratados de la UE mediante un acuerdo entre dichos países para conformar un nuevo Pacto de Estabilidad, el cual entraría en vigor a comienzos del próximo año.
Tal tratado podría resultar similar al Acuerdo de Schengen que exime de controles fronterizos a los ciudadanos de dichos países.
En este caso, los países incluidos en el Pacto de Estabilidad tendrían que acatar las normas de control del déficit y del presupuesto nacional.