A lo largo de nuestra vida, sobre todo si somos inversores activos, pensamos que cuanto más dinero ganemos, mejor ha sido la inversión. En parte sí y en parte no. Para empezar diremos que el objetivo de un buen inversor no debe ser obtener el máximo dinero posible, sino rentabilidad sus ahorros de la mejor forma posible, atendiendo así a su perfil inversor.
La cartera de inversión de hoy en día, la cartera de inversión moderna, se basa en una teoría en que los retornos deben estar medidos en función del riesgo de dicha inversión. Pero, ¿cómo podemos medir esta relación?
Es el momento de hablar del ratio de Sharpe. Se basa en el trabajo del economista financiero y premio Nobel William F. Sharpe, que fue el primero en medir y comparar los retornos de inversión y los riesgos de mercado. Este ratio funciona de la siguiente forma. Cuanto mayor sea el ratio de Sharpe, mejor será el rendimiento de las inversiones en relación con los riesgos que se tomaron. Actualmente, el rendimiento de las inversiones se mide en función de la volatilidad o de señales del activo sobre su evolución, muy lejos de lo que debería ser en realidad.
Muchas veces, hay inversiones que no han tenido una volatilidad fuerte y que se han mantenido tranquilas, pero cuya rentabilidad alcanza niveles muy altos. Por ejemplo, podemos hablar de los bonos europeos. Concretamente los bonos de Irlanda, España e Italia, han sido una inversiones muy arriesgadas sobre todo por la incertidumbre creada a su alrededor, pero actualmente esos bonos tienen unos rendimientos del 26%, 27% y 23% respectivamente durante los últimos dos años. Los bonos portugueses están en el 31%.
Durante los últimos meses la evolución de estos bonos ha sido muy favorable, pero no es ni mucho menos por las perspectivas económicas de los países, ya que muchos han empeorado. Todo viene del BCE, que de la mano de Mario Draghi ha convencido a los inversores de una futura compra de deuda pública europea, en caso de un batacazo del euro. Y ahora, es posible que este momento no esté tan lejos. Con la deflación en la zona euro, las expectativas son que el banco central pondrá en marcha un programa de compra de bonos, más o menos como la FED. Tendremos que esperar unos meses más para ver si finalmente se compra deuda, o la rentabilidad de bonos sigue su curso.