No todo es negocio financiero con las divisas. La pronunciada caída del dólar tiene ganadores y perdedores en el comercio mundial, en medio de las condiciones económicas más difíciles que se han visto en décadas.
Para países como Japón y Alemania, la baja es una fuente de preocupación debido a que una moneda más fuerte encarece las exportaciones en momentos en que disminuye la demanda global. Para Estados Unidos, en cambio, se trata de un acontecimiento positivo que, de paso, podría ayudar a contrarrestar el descenso de los precios.
Hasta hace poco, el dólar era una de las monedas más robustas, subiendo en relación a todas las demás, con la excepción del yen. En las últimas semanas —más especificamente luego de que la Reserva Federal recortara su tipo de referencia a cerca de cero— el dólar ha cambiado de curso de forma abrupta. Desde inicios de diceimbre, el dólar ha perdido cerca de 10% en relación al euro y 8% contra el yen.
Según informa el Wall Street Journal, en Japón el gobierno está tan preocupado por la fuerza del yen que ha enviado señales de una posible intervención en el mercado cambiario. Hace unos pocos días, el presidente de Honda advirtió que el yen inflado podría estrangular a la industria japonesa.
Europa, por caso, y sobre todo su locomotora Alemania, es muy dependiente de las exportaciones, con muy poco crecimiento doméstico. Esto, sin duda, complicará la futura recuperación de la economía.
Fuente: Wall Street Journal