Siempre que nos encontramos en una situación como la actual, donde vemos cómo la moneda en la que cobramos nuestros sueldos, pagamos nuestros gastos, formamos nuestro ahorro para el futuro, etc., sufre tantos y tan seguidos embates, se abre la polémica y surgen diversas voces que dan su apoyo o repudian la situación.
En este marco, ya se empiezan a escuchar opiniones encontradas respecto de la posibilidad de que un euro débil favorezca a Europa mediante su sector exportador.
De parte de los expertos del BNP Paribas, han dejado entrever que la creciente debilidad del euro puede resultar la solución que Europa está necesitando, al tornar más competitivos sus productos para el resto del mundo.
No es desconocido que las economías de países como Alemania, están sufriendo como consecuencia de una disminución de sus exportaciones, acompañada por una débil demanda interna y una política de contención del gasto público que no permite aplicar una sustitución de la demanda.
De esta forma, una fuerte caída del euro, compensada por el aumento de las exportaciones, podría ser una parte de la solución que necesita Europa.
No obstante, no tardamos en escuchar las voces opositoras a este planteo. Economistas como José Luis Martínez, estratega en España de Citi, considera que este camino no es la solución, ya que puede generar mayores problemas en términos de inflación.
Si bien, considera que un euro depreciado constituye una “solución” rápida, a largo plazo sería negativo y no brindaría a Europa el remedio que está necesitando.
Este experto considera que la solución a la paupérrima demanda internacional de productos europeos debe contrarrestarse con un estudio destinado a evaluar el destino actual de los bienes y los posibles estímulos a aplicarse tanto para incrementar las exportaciones como la demanda interna.