La extrema dureza de Alemania hace temer que sea necesario rescatar a la Eurozona

Las crisis no son gratuitas. Eso lo saben bien los inversores que colocan sus fondos en los mercados financieros europeos. En particular en los que se negocian las acciones de las principales empresas de la región.

Los números son categóricos: en lo que va del año, la mayoría de los mercados muestran caídas de dimensiones pocas veces vistas.

Así, la bolsa de París acusa una pérdida acumulada superior al 22%, en tanto que para el Ibex de Madrid asciende a casi el 18 por ciento.

Pero no son los únicos ya que, aún en el mejor de los casos, los descensos tienen un piso del 10 por ciento.

En el más corto plazo, es decir en lo que va de noviembre, los números también son categóricos, pues en varias plazas el derrumbe alcanza a las tres cuartas partes de las pérdidas totales.

Lo peor es que la crisis no sólo se concentra en el mercado de acciones (renta variable), ya que en el caso de los bonos, las primas y las tasas de interés continúan por las nubes.

Así por ejemplo, las de los títulos españoles, tras el resultado electoral que le dio la victoria al Partido Popular, se elevó a los 464 puntos básicos, mientras que el riesgo país de Italia repuntó hasta los 480 p.b., arrojando una rentabilidad del 6,65%.

Con estos números sobre la mesa, cabe recordar que Grecia solicitó el rescate cuando su índice llegó a los 500 puntos, que Portugal lo hizo en los 517 y que Irlanda no resistió más al tocar los 544.

Los motivos que impulsan este escenario tan complicado pueden encontrarse en una crisis de deuda que ya no sólo afecta a los países periféricos, los denominados PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España), sino que ahora también se extiende, o por lo menos pone bajo sospecha, a otros como Italia e incluso Francia.

Luego de las infructuosas reuniones de la UE y el G-20, la postura asumida por la canciller alemana es cada vez más dura, por lo que viene cosechando enemistades a lo largo de todo el continente.

En momentos en los que países de la talla de España o Italia están en la mira de los mercados, los analistas coinciden en que estas naciones son demasiado grandes para caer y ello obliga a buscar fórmulas alternativas, a la vista de los fracasos cosechados con territorios mucho más pequeños.

Es por ello que se está dejando de hablar de rescatar a países. Y ya se menciona, cada vez con más insistencia, la necesidad de implementar el gran rescate de la Eurozona.

También queda claro que la única nación en condiciones de llevar adelante esta cruzada es Alemania.

Lo curioso y también preocupante, es que no está dispuesta a hacerlo bajo las condiciones que le exige el mercado.

En la práctica lo que se le solicita a Merkel es que apruebe la iniciativa para que el Banco Central Europeo (BCE) entre en escena comprando deuda en grandes cantidades, o que se invente cualquier mecanismo similar.

Todo ello, a cambio de una mayor disciplina en las cuentas, más integración e, incluso, la cesión de la «soberanía fiscal».

En este contexto, la canciller alemana reiteró por enésima vez su convicción de que el BCE no puede solucionar la crisis de deuda. Y subrayó que su Gobierno no cederá en ese punto.

«Los que creen que el Banco Central Europeo puede resolver, como prestamista de última instancia, las debilidades de la zona del euro plantean algo que no puede funcionar», dijo Merkel en un congreso.

Y agregó que «la crisis sólo puede solucionarse a través de un sólido liderazgo político».

Pero el eje de su discurso fue que «aquellos que son partidarios de una ilimitada acción de bombero del BCE y no ven la importancia de cambios en los tratados, se equivocan. Mi posición en este punto es increíblemente sólida».

Merkel también insistió en que los eurobonos tampoco son la solución, ya que «un Tesoro común en estos momentos desincentiva las políticas de austeridad».

Su postura es rechazar que el eurobanco se convierta en el último garante de la deuda, e insiste en que son los Gobiernos nacionales quienes deben resolver la crisis aplicando planes de austeridad y reformas estructurales.

Ante semejante grado de inflexibilidad, el presidente del Eurogrupo arremetió contra la canciller: «Los eurobonos no son una idea absurda», expresó Jean-Claude Juncker.

Desde la propia UE impulsan la emisión de eurobonos

La Comisión Europea, el órgano ejecutivo de la Unión Europea, cree que la manera más efectiva de enfrentar la crisis sería la emisión conjunta de eurobonos por parte de las 17 naciones que la componen.

Ello se desprende de un documento que transcendió el lunes y que podría intensificar las desavenencias con Alemania.

El borrador, que fue publicado por el Financial Times, expresa que el reemplazo de los bonos nacionales por uno emitido en conjunto tendría que ser compensado por una estrecha coordinación financiera y presupuestaria.

En dicho estudio, se plantea la creación de los «bonos de estabilidad» respaldados por los 17 países, que podrían satisfacer las necesidades de financiación de todos ellos y que permitirían crear un gran mercado que podría competir con los títulos del tesoro estadounidense como punto de referencia mundial.

Según se explica, «este enfoque aseguraría la refinanciación completa de todos los integrantes, sin tener en cuenta la situación de las finanzas públicas de cada país».

Esta alternativa es una de las opciones que plantea dicho estudio, en el que también se reconoce que exigiría grandes cambios en los tratados de la Unión Europea.

La propuesta es resistida por Alemania, pues sólo aliviaría la presión en los países más «derrochadores» y permitiría que las economías más débiles se aprovechasen de la baja tasa de crédito alemana.

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