Última semana del verano para las divisas. Parece que tras la volatilidad de las últimas semanas, los mercados se han estabilizado, aunque no tanto como se esperaba. Las opiniones de los expertos son variadas. De momento solo esperar, con correcciones de los mercados , y más cerca de la subida de tipos por parte de EEUU.
Para empezar la semana, el dólar bajó frente al euro y el yen, una malísima jornada en Wall Street, todos pensando en lo mal que va la economía de China, y en general con malas expectativas. Al terminar el día, un dólar se cambiaba a 0,8606 euros, y por un euro se pagaban 1,1620 dólares. El dólar se depreció ante el yen, con un cambio de 118,42 yenes por dólar, también ante el franco suizo y la libra esterlina. En cambio se apreció ante el dólar canadiense y el peso mexicano.
El dólar tuvo un día muy volátil, con Wall Street cayendo, un «lunes negro», perdiendo casi 1.000 puntos, que luego mejoró algo, y registró uno de los peores días de estos últimos 10 años. Al final solo fue la mitad de la caída que llego a tener.
Por supuesto, y como no puede ser de otra manera, el motivo por el que pasó esto en los mercados fue la depreciación de yuan, y las noticias de la desaceleración de China, mucho más acusada de lo que se pensaba. Recordemos que esta moneda supone la mitad del crecimiento económico de todo el mundo.
En la segunda jornada de la semana, el dólar subió ante el euro y el yen, donde Wall Street no mejoró y terminó con pérdidas, eso sí, algo mejor que el día anterior. Al terminar el día, un dólar se cambiaba a 0,8682 euros, y por un euro se pagaban 1,1518 dólares. El dólar se aprecio ante el yen con un cambio de 118,85 yenes por dólar, y se recuperó frente al franco suizo, la libra esterlina, el dólar canadiense y el peso mexicano.
Los principales índices también cerraron con pérdidas, todos pendientes de China. Todos esperan que en septiembre empiece la remontada de Wall Street, pues llega la reunión de la Reserva Federal y la esperada subida de tipos de interés.
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