Por qué siempre debes cerrar tus cuentas si no las va a usar más

La forma en la que entendemos las finanzas personales hoy en día tiene poco que ver con lo que hacíamos hace tan sólo 20 o 30 años atrás. Una de las principales diferencias es la gran cantidad de productos financieros que contratamos a lo largo de nuestra vida, entre ellos, de manera destacada, las cuentas bancarias.

CERRAR CUENTA BANCARIA

El pasado, no se habrían muchas cuentas bancarias a lo largo de la vida. De hecho, se mantenía las cuentas y la vinculación a una entidad financiera a lo largo del tiempo, en muchos casos asociado a la hipoteca, y en una especie de cautividad permanente de la entidad.

Por qué cada vez tenemos más productos financieros (tal vez demasiados)

Esto se ha modificado, pero se ha modificado de tal manera que hoy en día lo usual es que a lo largo de la vida vayamos a tener una enorme cantidad de productos financieros y una buena cantidad de cuentas bancarias diferentes.

A la vez, obviamente, no vamos a utilizar todas esas cuentas bancarias. Habrá cuentas que dejemos de usar y, que, en muchos casos, olvidamos. Y, sin embargo, esto puede ser un error siempre que.

Siempre que vayamos a dejar de utilizar una cuenta bancaria debemos cerrarla. Además, debemos realizar el cierre de manera correcta, es decir, dejar la cuenta cero, comprobar que no tiene comisiones ni gastos, y, una vez cancelada solicitar el certificado de cancelación.

Motivos para cancelar la cuenta que se va a abandonar

Los motivos son varios, pero fundamentalmente porque se trata de un producto que no vamos a necesitar y que, sin embargo, podría llegar a generar problemas.

Por ejemplo, imaginemos una cuenta que no hemos cerrado y que tiene comisiones de mantenimiento asociadas. La cuenta se mantendrá cero, pero las comisiones pueden ir acumulándose, de manera que en algún momento se puede una deuda, sobre todo si vamos a operar en ese mismo banco o si vamos a cerrar esa cuenta más tarde.

Otro problema puede ser que, si hemos olvidado cerrar la cuenta, algunos suministros o servicios domiciliados, al ver rechazados los recibos, ya que no hemos cambiado la domiciliación, puedan suspender la prestación.

Por otro lado, la acumulación de cuentas bancarias, no sólo no ayuda en nada, sino que genera una enorme dispersión documental que, además, puede proporcionar confusiones.

Obviamente, no estamos hablando una situación tan compleja como la que se dio en Estados Unidos hace unos años con las denominadas cuentas zombi, que eran cuentas bancarias abandonadas, pero en las que la entidad admitía el cargo de los recibos domiciliados o incluso los costes de mantenimiento y tarjeta haciendo descubiertos, que a su vez generaban intereses de demora, lo que acababa abriendo agujeros enormes de los que el usuario no tenía ni idea.

No estamos en una situación similar, aunque las comisiones de mantenimiento pueden generar una deuda, pero, sin duda, no tenemos ninguna necesidad de mantener productos financieros no operativos abiertos que, aunque no supongan un problema inmediato, si lo puede llegar a suponer a futuro.

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