Desde que comenzó la crisis financiera global se puso sobre la mesa de debate un tema, hasta ahora inimaginable: hay que reemplazar al dólar como moneda de intercambio mundial?
Las primeras voces sobre este tema comenzaron a escucharse por lo bajo, tímidamente en algunos medios, hasta que China oficializó la cuestión, pidiendo al mundo un debate sobre la conveniencia de sostener al dólar como moneda de cambio mundial. Hasta introdujo en tema en la agenda de la última reunión de Países Emergentes.
Para los defensores del dólar es un escenario impensado, reemplazar al dólar por otra moneda o por una canasta de monedas. Qué otra moneda es tan fuerte, ha resistido tanto tiempo y es tan atesorada como el dólar?
Desde que comenzó la crisis el dólar y el yen han actuado como monedas de refugio, por aquellos que se deshicieron de acciones casi sin valor para buscar otro modo de inversión momentánea. Las monedas más nuevas o consideradas más arriesgadas, como el euro, dólar canadiense o australiano, no tuvieron la misma suerte.
Para algunos es irremediable la pérdida de valor constante pero otros sostienen que ocurrirá exactamente lo contrario. Los primeros se basan en que los inversores no querrán seguir expuestos a la economía estadounidense que seguirá mostrando fuertes desequilibrios en el plano fiscal y comercial.
Sin duda una vez que la economía mundial empiece a dar señales de recuperación de la confianza, la situación en el mercado de divisas cambiará. Es por ello que cuando los países comiencen a recuperarse, los tenedores de dólares buscarán un activo de mayor riesgo y rentabilidad, volviendo a las acciones y otras inversiones similares, lo que puede provocar incluso una huída hacia otras monedas.
Sobre las perspectivas negativas de un dólar fuerte también influyen los pronósticos a largo plazo sobre el inmenso déficit presupuestario de EEUU, que aumenta día a día como consecuencia de los planes de rescate preparados por ese gobierno para evitar la verdadera depresión. Además de los efectos negativos que las medidas de rescate tienen en relación al dólar en términos de endeudamiento presupuestario, estas en sí mismas pueden producir la pérdida de valor adquisitivo del dólar.
Cuando la Reserva Federal de EEUU anuncia la compra de 300.000 millones de dólares en bonos del Tesoro a largo plazo durante los próximos seis meses, lo hace a través de la emisión de billetes, lo que muy probablemente producirá en un futuro y en la medida en que la economía estadounidense se recupere, una fuerte inflación.
Los que le pronostican un futuro más sólido al dólar destacan que el déficit comercial de Estados Unidos se ha venido reduciendo y que está aumentando la tasa de ahorro. Ambos datos reducirían el riesgo de un ajuste brusco.
Por otro lado, la evolución del dólar no fue la misma contra las diferentes monedas. Contra el euro tuvo, en su momento, una fuerte devaluación mientras que las monedas asiáticas (intervención estatal mediante) se revaluaron a un ritmo mucho menor lo que generó permanentes reclamos por parte de Washington que todavía hoy se mantienen.
En este contexto se ha planteado un debate sobre las posibilidades que tiene el dólar de seguir teniendo un papel tan predominante como moneda de reserva. Las autoridades chinas propulsores del cambio ya están tomando acciones, una de ellas fue prestarles un total de 95.000 millones de yuanes a varios países entre los que estaban la Argentina, Indonesia y Corea del Sur, además de anunciar nuevas medidas para alentar que haya más operaciones financieras y comerciales en yuanes.
Pero todo este debate se enfrenta a un gran problema, ya que si los bancos centrales se desprenden masivamente de sus dólares éstos perderán valor y consecuentemente disminuirá el monto de las reservas que tienen los países.
Paralelamente y paradójicamente, días atrás el FMI informó que en el primer trimestre del año la participación del dólar en las reservas globales alcanzó al 65%, el porcentaje más elevado desde 2007.